Siendo la segunda comuna más grande de Medellín, se recorre en un día, pero no la conoces en el mismo. Recorriendo algunos lugares de Robledo, si quieres escuchar cuentos es solo que visites el parque de Robledo, y le pidas a un ventero que esté sentado en el parque, a un anciano que esté caminando por allí o a un habitante del sector que te cuenten una historia, y seguro te empezará a relatar la historia del Jordán, el bar más viejo de Medellín, donde en el siglo XIX era el lugar de paso para aquellos arrieros que viajaban a Santa Fe de Antioquia y podían disfrutar de un buen tango de Gardel, pero después su actitud cambia, cuando pasan a la nostalgia y comentan que las paredes de barro pasarán a ser de cemento, donde no se volverá a tomar un aguardiente, ni las copas sonar, porque esté colonial bar fue vendido por la familia Burgos a la Alcaldía de Medellín para convertirse en la Escuela de Música de Robledo, !Una buena causa es¡, porque en este lugar habrá un salón para archivos históricos, tal vez estará su propia historia, pero para aquellos que en su sector acostumbraban a ver una antigua casa en una esquina, es algo triste. Pero de seguro en Robledo hay historias más felices.
Para ejercitar el cuerpo y oxigenar la mente, nada mejor que subir uno de los siete cerros que tiene la ciudad de Medellín. Bendecidos y afortunados los habitantes de la comuna siete, pues estos poseen uno de ellos, el cerro el Volador, donde hay dos maneras de subir. Una de ellas es por un largo camino de cemento, que a paso lento se demora en subir cuarenta minutos aproximadamente, y la otra manera es por una trocha que las mismas personas fueron creando, al subir por ella, se puede sentir como un aventurero, subiendo entre rocas y tierra. Al Llegar a lo más alto del cerro, observamas una hermosa panorámica de Medellín y sientes como el viento traspasa la ropa hasta tocar el cuerpo. El cerro es considerado patrimonio histórico y natural de la nación, por los descubrimientos arqueológicos. Este es un lugar perfecto para conectarse con la pachamama.
Después de un largo recorrido por el Volador y de conocer el bar más antiguo de Medellín; en la glorieta de Coca-Cola, donde cuelga un enorme rombo y por algunos es conocido como el ombligo de Medellín, se coge el bus Robledo 260, este da un recorrido pasando por el hospital Pablo Tobón Uribe, la virgen de Córdoba, sube por la urbanización Altamira, llega a la glorieta de la 80 con la 80 y de repente al mirar la calle 80 te preguntas ¿Realmente este bus lleno de gente y es capaz de subir por aquí? pues por carros a lado y lado, en una calle tan estrecha, el bus sube la inclinada loma, en la mitad de ella para para recoger pasajeros, es increíble la habilidad que tienen estos conductores para subir esta inclinada y larga calle, devolver y hacer los cambios del bus, todo al mismo tiempo. Como Robledo es loma, el último sector que recorre el 260 es Villa Sofía, un pequeño barrio, pero en el parqueadero de este «La Batea», finalizas teniendo una hermosa vista al frente, a la comuna 4.
Aunque pareciera que Villa Sofía es el último barrio, al observar sus calles y caminar hacia arriba de ellas, te das cuenta que hay dos Aures. Aures 1 ubicado al lado suroriental y Aures 2 ubicado al oriente. Sus calles son estrechas y en esta priman los negocios. Reconocidos sectores porque allí se encuentra Ciudad Don Bosco, un instituto donde niños y jóvenes son internados con fines educativos, donde desarrollan habilidades para las competencias laborales; en este sitio tienen dormitorios, piscinas, emisora, canchas, talleres, aulas, auditorio y todo lo necesario para formar a una persona.
Al lado de este Instituto está la Institución Educativa Aures, denominada “el colegio del futuro” porque tiene una buena dotación de equipos tecnológicos como tableros digitales, donde son aprovechados para la buena educación.
Pasando de Aures por trochas ya que la falta de puentes ha sido una factor que ha fallado en el desarrollo de Robledo, hay unas urbanizaciones llamadas Villa Santa Fe, viviendas que fueron entregadas por el gobierno a víctimas del conflicto armado, en estas se evidencia la diversidad, donde en los últimos pisos de los edificios hay venta de cremas, tiendas y hasta huertas, de esta manera estos habitantes tratan de adaptarse a una nueva vida y buscan el sustento.
Bajando por las estrechas calles encuentras un lugar llego de alambre de púas y policías a su alrededor, esto no es para la seguridad de los habitante, ni mucho mejor porque ellos lo hayan pedido, es porque en el sector de Tulipanes, queda el centro de atención al joven “Carlos Lleras Restrepo” o como muchos mal llamado le decimos, “la correccional de menores”, en este sitio no te quedas observando mucho, ya que los policías también te observan y te intimidan un poco, así que sigues bajando, hasta llegar donde una curiosa señora de tez morena, algo delgada y baja, ella es el semáforo de esta vía; con una paleta de PARE y SIGA se gana la vida, los carros que pasan, le dan un aporte voluntario porque reconocen que es indispensable para la movilidad de este sector, así ella de esta manera, evita muchos accidentes.
Perfectamente se puede subir una montaña más. Esta está dividida entre unas casa hechas de cemento y adobe, al otro lado están hechas de tablas y sostenidas por palos de bambú, todo un reto para un arquitecto actual. El barrio Olaya Herrera es un barrio popular, donde una gran parte de sus habitante se dedica al trabajo informal. En las calles se ven los negocios establecidos por las personas, podemos encontrar más de tres negocios de maquinitas, donde son los jóvenes la población que visita este lugar. Al cruzar las curvas de la loma llegas a un “Ye” donde hay una virgen pintada, a mano izquierda verás la última loma, al subirla, vas observando la ciudad de Medellín, cuando llegas a lo más alto de ella verás un hermoso cristo redentor que cuida la comuna 7 y bendice a la comuna 13.
Deja un comentario